El pasado día 8 de septiembre, en la Casa Natal de la Madre Trinidad, en Dos Hermanas (Sevilla) hemos tenido la alegría de recibir al Sr. Cardenal Peter Ebere Okpaleke (Nigeria), y a los Sres. Obispos Habila Tyiakwonaboi Daboh y Gerald Mamman Musa, de Nigeria, acompañados del Sr. Arzobispo Albert D’Souza, de la India.

Conscientes del mensaje de la Madre Trinidad y de su importancia para toda la Iglesia, todos ellos quisieron conocer de primera mano el lugar donde todo comenzó, visitando la Parroquia de Santa María Magdalena y la imagen de Nuestra Señora de Valme en la capilla del Santísimo, donde tantas fueron las comunicaciones entre Jesús y su pequeña Trinidad.

También pudieron visitar la Casa Natal de la Madre Trinidad, con las dependencias que se conservan como cuando ella vivía.

Acompañados por el Presidente de la Obra de la Iglesia D. Jesús Hernández, celebramos con todos ellos la Santa Misa en la capilla levantada en el mismo lugar donde la Madre Trinidad se consagró a Dios, la víspera de la Inmaculada del año 1946.

Fue presidida por el Sr. Obispo Mons. Habila Tyiakwonaboi Daboh quien nos manifestó su alegría por poder estar allí, y nos interpeló: ¿Qué habéis hecho con el mensaje de la Madre Trinidad?, preguntándose como puede ser tan poco conocida en la Iglesia, mensaje que se clavó en nuestros corazones.

Después tuvimos un encuentro familiar en el que les fueron presentados a los Sres. Obispos diversos testimonios:

Un matrimonio presentó el modo de realizar cotidianamente su compromiso cristiano, manifestando como la vida de la Iglesia había pasado ser el núcleo esencial de su vida familiar y la base de su felicidad.

Una consagrada les presentó como se vive hoy una consagración plena al Señor, así como los diversos apostolados y actividades que se realizan en los centros de la Obra de la Iglesia.

Las palabras que nos dedicaron como ultimo broche del acto nos dejaron claro como el amor a la Iglesia, que desprendió en toda su vida la Madre Trinidad, había encendido también los corazones de estos sucesores de los Apóstoles, con una necesidad urgente de llevarlo a todas las almas, para su salvación y gloría de Dios.

Agradecidos por esta visita que nos ha hecho a Jesús presente entre nosotros, nos despedimos de ellos y desde aquí reiteramos nuestra promesa:

Siempre les tendremos en nuestras oraciones, a ellos y a sus diócesis.