«Es necesario que se ponga la teología al alcance de todos los hijos de Dios dándosela caldeada en el amor para que vivan en intimidad con la Familia Divina»

Publicaciones periódicas

1308, 2024

SE HA DORMIDO LA SEÑORA EN ASUNCIÓN TRIUNFANTE Y GLORIOSA A LA ETERNIDAD

¡Silencio...! ¡Silencio...! ¡Silencio...!, que la Señora siente que toda su alma se enciende suave y pacíficamente en el calor sabroso, misterioso e infinitamente inalterable del beso divino de la Inmutabilidad por esencia en un acto trinitario... Y sin casi apercibirlo..., sin darse cuenta..., sin notar nada..., la Señora se encuentra, en un abrir y cerrar de ojos deleitable..., suave y silencioso..., ante aquel Dios que Ella contemplara y poseyera durante toda su vida; pero ahora, realizado el grado de divinización determinado por el mismo Dios, es arrebatada e introducida en la cámara nupcial, para tener en la Patria lo mismo que tenía en el destierro, pero en posesión plena, gozosa y absoluta de Eternidad.

1707, 2024

AMARTE A TI POR TI

Eres tan dichoso..., tanto..., tanto..., ¡tanto!, que harás consistir nuestro gozo esencialísimo en gozarnos en que Tú seas tan feliz; ya que rebasas, ante la contemplación de tu eterno júbilo, las capacidades de todas las criaturas racionales, de tal forma, que tendrán su gozo esencial en verte a Ti tan contento; porque allí estarán en el centro del amor puro y en el encajamiento completo de ese mismo amor.

1406, 2024

EN BIENAVENTURANZA SE HA CONVERTIDO MI CULPA PARA MI ALMA DOLORIDA ANTE JESÚS CRUCIFICADO

¡Bienaventurada yo, con la carga de mis pecados, por tal Redentor! Pero más le apetece al amor que te tengo, mi Jesús del Calvario y de la Eucaristía, que criatura alguna nunca se hubiera rebelado contra tu Santidad infinita, y que te ha forzado, para la manifestación de tu infinito poder y el esplendor de tu gloria, a realizar una cosa tan maravillosa para nosotros como dramática sobre Ti, para podernos redimir de nuestros pecados, reencajándonos en los planes eternos de Dios, que nos creó sólo y exclusivamente para que le poseyéramos, levantándonos a la dignidad inimaginable e insospechada de ser hijos suyos, herederos de su gloria, y partícipes de la vida divina.

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