«Resucitemos con Cristo a una vida nueva»
Charla de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia, del día 6 de diciembre de 1965, titulada: “Resucitemos con Cristo a una vida nueva”
Charla de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia, del día 6 de diciembre de 1965, titulada: “Resucitemos con Cristo a una vida nueva”
«¡Qué sábado de triunfo tan glorioso!, en el cual el alma del Unigénito de Dios, que al mismo tiempo es el Hijo del Hombre, abre por el fruto de su Redención los Portones suntuosos de la Eternidad, cerrados desde el Paraíso terrenal por el pecado en rebelión de nuestros Primeros Padres; y se alzan las antiguas compuertas ante el paso impetuoso de irresistible poderío del alma del Unigénito de Dios inmolado, en triunfo de gloria».
"¡Quiero que vivas esta Semana Santa no de recuerdo sino de realidad!; quiero que vivas no como el que está recordando que Jesús estuvo con nosotros, sino: tú tienes que coger esta Semana Santa -¡la Semana Santa de Cristo, la Semana de la pasión de Cristo, la Semana de muerte, de crucifixión...!-, ¡tú tienes que coger aquel tiempo y tú vivirlo en tu tiempo ahora, y tú ponerte al pie de la cruz, y tú vivir con Cristo, y tú morir con Cristo, y tú resucitar con Cristo, y padecer con Cristo, y ser destrozada e inmolada con Cristo, y estar con todo tu espíritu abierto para recibir su testamento de amor, para recibir su donación infinita, para recibir toda esa demostración del Amor infinito para contigo...!"
Una misión inolvidable que quedará grabada en nuestros corazones para siempre y que esperemos que haya sido el comienzo de algo grande, de futuras misiones a esta tierra mexicana, tan bendecida por Nuestra Santísima Madre, la Virgen de Guadalupe. ¡Gracias, Madre!
¡Qué riqueza encierra en sí Jesús...! Parece que la mente se rompe ante la perfección de su naturaleza creada, que fue capaz de vivir, en una intensidad tan trascendente y en un mismo instante, todo el gozo que le proporcionaba la comunicación familiar que vivía con las divinas Personas, y por otra parte, el dolor del desamor de los hombres, que Él representaba ante Dios.